Silvio Mattoni  (1969)

Silvio Mattoni, El bizantino, Córdoba, Alción Editora, 1994.  Dimensiones: 19,80 x 16 cm. 

Como si hubiera sido una ascesis en lo sagrado, los primeros libros de Silvio Mattoni, desde El bizantino –y luego Tres poemas dramáticos, Sagitario, Canéforas, El país de las larvas–  abrevaban en el mito y en el pasado. Su escenario propicio era el tiempo no vivido, desde las ondas de ríos de leyenda hasta el agua amniótica de la maternidad. Era el tiempo del nonato, de lo que llegaría al mundo, el tiempo de las larvas, de los difuntos y también el tiempo del mito que transfigura el pasado. “Un mundo antiguo que parece natural recibiéndome dentro de su ciclo”. Ese ciclo, ese círculo se transformó: los poemas de Mattoni se volvieron lineales, en una larga tirada que parte de la anécdota como una epifanía donde los incalculables efectos de la experiencia inmediata se levantan como monumentos móviles. La paternidad, el amor y los lazos familiares en las minucias cotidianas también dejan allí sus tesoros, además de las iluminaciones del exquisito scholar. De pronto lo registra todo, como hacían los poetas sencillistas, pero que se hubieran vuelto neobarrocos. Comprendemos que todo cambió de una etapa a otra, de las canéforas a los poemas sentimentales. Pero algo persiste: los signos de la poesía en el agua pura y fresca de la memoria para que el instante furtivo, que acontece en lo involuntario, sea un mito. El presente, como dádiva del poema. El poema que es presente. Pero en aquel primer libro, anclado en el pasado grecorromano, tan remoto, el epígrafe de Marco Aurelio hablaba de lo mismo: “El presente, en efecto, es igual para todos, lo que se pierde es también igual, y lo que separa es, evidentemente, un simple instante”. La relectura, décadas después, de aquel primer libro de los noventa ofrece una distancia de sentido: Epicuro o Platón, Juvenal o Lucrecio, y las Clodia y los Patroclo objeto de amor, sostienen los versos bizantinos en el instante poético o, mejor dicho, en una poética del instante. Otra vez y por primera vez, lo furtivo es la materia del poema de Mattoni, que jamás habla del día calendario aunque simule la inmediatez de los días en su Córdoba natal, o la de Lucano o Séneca en la Córdoba de Hispania.