Carlos Battilana (1964)

Carlos Battilana, Unos días. Buenos Aires, Libros del Sicomoro, 1992. Dimensiones: 18 x 11 cm.

En la poesía de Carlos Battilana prevalece su pudorosa emotividad y sus iluminaciones de expresión reticente, en versos cuyo ritmo exacto simula una confesión susurrada, apenas distraen de su felicísima potencia, de su convicción perfecta. Desde su primer libro, Unos días, construyó con delicada coherencia un mundo poético reconocible, en el cual la melancolía de los poemas es amonestada por un decir poético cuya condensación atenúan imágenes de paisaje leve: vientos que interminablemente soplan en los versos, arbustos y parvas, pétalos y tallos, playas grises y espumas delgadas, piedras que ablanda el río, el pasto que acompaña. Esa materia como desleída que cerca el mundo es la escena donde un yo abandonado al devenir busca una certeza: el ejercicio de la bondad –dudosa, insegura, incierta- como única piedad ante el tiempo que destruye mientras las horas se acumulan. La bondad como un “trabajo”, que sin falsos manierismos es “un acto de belleza” y se realiza al margen de la riqueza del capital, de los afanes del mercado: es el trabajo de la tradición poética, de las palabras gratuitas del poema, de un ocio puro. Y lo que el poema repite es la evocación de esas escenas donde cierto acto bondadoso tuvo lugar, como una mitología personal.